Durante la última década, la ciberseguridad fue entendida principalmente como un problema técnico: firewalls, antivirus y controles perimetrales. Sin embargo, hacia 2026 esa visión resulta claramente insuficiente. La verdadera tendencia que se consolida en el mundo corporativo es la ciber resiliencia integrada al negocio, un enfoque que busca que las organizaciones no solo se protejan, sino que sean capaces de anticipar, resistir, responder y recuperarse de incidentes digitales sin comprometer su continuidad operativa.
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La confianza digital como ventaja competitiva en 2026
Así lo plantea Francisco Rojas, Director Ejecutivo de Applied Intelligence de Accenture Chile, quien sostiene que “ya no se trata solo de proteger sistemas o datos, sino de diseñar organizaciones capaces de responder a incidentes digitales que hoy impactan directamente la operación, la reputación y el valor financiero”. Según el ejecutivo, la expansión de la nube, el software distribuido, los ecosistemas digitales y los entornos ciber–físicos ha transformado la confianza digital en un habilitador estratégico del crecimiento.
Las cifras respaldan esta urgencia. El estudio State of Cybersecurity Resilience 2025 de Accenture revela que solo una de cada diez organizaciones a nivel global alcanza un nivel maduro de ciber resiliencia. Al mismo tiempo, aquellas compañías que sí integran la resiliencia en su estrategia son 69% menos propensas a sufrir ataques avanzados y tienen 1,5 veces más probabilidades de bloquearlos de forma efectiva, reduciendo impactos operativos y financieros. La brecha, por tanto, no es tecnológica, sino estratégica y organizacional.
Desde una mirada gremial, Luz María García, Gerenta General de ACTI, coincide en que la ciber resiliencia será el eje central de la agenda tecnológica en 2026. “No se trata de fortalecer defensas aisladas, sino de incorporar la seguridad y la confianza digital como pilares estratégicos en todo el ciclo de transformación tecnológica: infraestructura, aplicaciones, procesos y cultura organizacional”, afirma.
El contexto regional refuerza esta visión. La acelerada adopción de servicios en la nube, modelos SaaS, datos interconectados y entornos ciber–físicos ha elevado la exposición al riesgo digital. En este escenario, la confianza deja de ser un atributo técnico para convertirse en un factor competitivo clave, tanto para empresas privadas como para servicios de valor público.
Estudios globales también apuntan en esa dirección. La encuesta Global Digital Trust Insights 2026 de PwC, realizada a cerca de 3.900 ejecutivos, muestra que la confianza digital seguirá siendo una prioridad estratégica en los próximos años, a medida que el panorama de amenazas se vuelve más complejo y transversal a toda la operación del negocio.
Zero Trust, identidades, multicloud y respuesta a incidentes: el nuevo stack de ciber resiliencia 2026
De cara a 2026, la ciber resiliencia impulsará además la adopción de tecnologías complementarias más allá de la IA. Entre ellas destacan las arquitecturas Zero Trust, la gestión avanzada de identidades y accesos, la seguridad de la cadena de suministro de software, la protección de entornos multicloud y SaaS, la automatización de controles y respuesta a incidentes, y los primeros despliegues de criptografía post–cuántica para proteger información crítica de largo plazo.
En síntesis, la ventaja competitiva en 2026 no estará determinada únicamente por quién adopta más rápido la inteligencia artificial, sino por quién logra integrar la ciber resiliencia en el ADN del negocio. Las organizaciones que entiendan la seguridad como un motor de continuidad, escalabilidad y confianza estarán mejor preparadas para crecer en un entorno digital cada vez más volátil, interconectado y expuesto al riesgo.







