La integración entre Tecnologías de la Información (TI) y Tecnologías Operacionales (OT) dejó de ser un ideal técnico para convertirse en un factor estratégico. En Chile, empresas de minería, energía, manufactura y logística avanzan hacia modelos colaborativos que mejoran la productividad, la ciberseguridad y la eficiencia operativa.
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¿En qué está la convergencia TI/OT en Chile?

Durante décadas, ambos mundos trabajaron en paralelo. Hoy, la convergencia TI/OT es clave para las organizaciones que buscan competitividad en la era de la Industria 4.0, pero sigue enfrentando resistencias culturales y de gobernanza.
“La convergencia solo ocurre cuando ambos equipos se sientan a hablar el mismo idioma”, señala Jorge Olivares Olmos, Gerente de Consultoría y Formación de Business Continuity SpA, y Ex-Instructor Oficial de Carnegie Mellon para CSIRTs. El consenso es claro: la colaboración sin fricciones requiere liderazgo desde la alta dirección, gobernanza común y métricas compartidas.
Una demanda que evoluciona con los mercados
Para Francisco Rojas, Director Ejecutivo de Applied Intelligence de Accenture Chile, la demanda por proyectos de convergencia ha pasado de la eficiencia operativa a la reinvención empresarial: “Hoy las organizaciones buscan integrar TI y OT no solo para reducir costos, sino para habilitar nuevas formas de inteligencia operacional, autonomía y resiliencia”.

Según el informe Technology Vision 2025 de Accenture, el 73% de los ejecutivos globales considera que la convergencia TI/OT será un diferenciador clave en los próximos tres años. En Chile, los sectores minero, energético y agroindustrial están a la vanguardia, seguidos por manufactura avanzada, retail y logística.
Casos globales como BMW o Insilico Medicine muestran el potencial de esta integración: desde robots humanoides en ensamblaje hasta reducciones de 80% en tiempos de desarrollo farmacéutico gracias a IA y automatización. “Chile tiene una gran oportunidad si capitaliza su capacidad tecnológica y recursos naturales”, agrega Rojas.
Cultura, gobernanza y talento híbrido
El mayor obstáculo para la convergencia sigue siendo humano, no técnico. TI prioriza la seguridad y escalabilidad; OT, la continuidad operacional y el control en tiempo real. Esta diferencia de culturas genera desconfianza mutua y dificulta el trabajo conjunto.
“El primer firewall no es digital, es humano”, enfatiza Luz María García, Gerenta General de ACTI A.G.. “Todavía existen brechas de conocimiento y desalineación cultural entre los equipos, lo que ralentiza la integración. Formar profesionales híbridos y fortalecer la comunicación transversal es clave para avanzar”.

Para Rojas, la clave está en alinear liderazgo y objetivos: “Mientras TI y OT no compartan una gobernanza común, la colaboración será reactiva. Es necesario construir un lenguaje compartido, procesos interoperables y confianza en torno a la tecnología”.
Las empresas más exitosas son las que integran la gestión de riesgo cibernético, finanzas y operaciones en un modelo de gobernanza compartida. Según Accenture, las organizaciones con un Digital Core maduro logran 1,6 veces más eficiencia operativa y mayor resiliencia ante disrupciones.
Ciberseguridad industrial: el nuevo habilitador
La Ley Marco de Ciberseguridad (Ley 21.663) y la Ley de Protección de Datos Personales (Ley 21.719) han acelerado el diálogo entre TI y OT en Chile, impulsando una gestión coordinada de riesgos tecnológicos.
“En Chile, la ciberseguridad industrial se ha transformado en el habilitador de la convergencia TI/OT”, explica Olivares. “La ley exige a operadores críticos implementar medidas robustas, reportar incidentes y demostrar resiliencia. Ya no es solo técnica, sino estratégica: es parte del compliance, la reputación y la continuidad del negocio”.
Rojas coincide: “La ciberseguridad industrial no es un complemento, sino la base de toda estrategia de convergencia. Las empresas deben avanzar hacia una arquitectura de confianza cero (zero trust) con monitoreo contextual, segmentación y autenticación robusta entre entornos TI y OT”.
García añade que la madurez cibernética empresarial en Chile sigue siendo heterogénea, con grandes avances en banca y telecomunicaciones, pero desafíos en manufactura, servicios y pymes. “La nueva ley elevará el estándar, pero también exigirá talento, coordinación y presupuesto sostenido”, advierte.
Tecnologías que acercan los mundos
El avance de edge computing, inteligencia artificial, digital twins y redes 5G está habilitando una integración más fluida entre TI y OT. Los gemelos digitales permiten simular procesos físicos, optimizar rendimiento y entrenar sistemas de IA.
“Estas tecnologías hacen posible que la convergencia deje de ser un proyecto y se convierta en una nueva forma de operar”, comenta Rojas. “Las organizaciones que integran IA, automatización y edge están reduciendo fallas operativas en más de 50%”.
Luz María García destaca que el desafío no está solo en adoptar tecnología, sino en hacerlo de manera sostenible y responsable. “La automatización y la IA consumen energía y requieren infraestructura eficiente. Debemos avanzar hacia modelos digitales que integren sostenibilidad desde el diseño”, señala.
Olivares, por su parte, subraya que las regulaciones han sido el principal catalizador del cambio: “La convergencia debe ser gradual, contextualizada y apoyarse en modelos internacionales como NIST CSF o ISA/IEC 62443, adaptados a la realidad local”.
Claves para una convergencia sostenible
Las empresas chilenas que están liderando la convergencia TI/OT comparten algunos principios comunes:
- Diagnóstico y priorización: evaluar madurez digital y riesgos de ciberseguridad antes de implementar soluciones.
- Talento híbrido: formar profesionales capaces de traducir entre operación y tecnología.
- Gobernanza compartida: integrar TI, OT, legal, RRHH y operaciones bajo una visión común.
- Valor de negocio: medir el impacto por eficiencia, resiliencia y continuidad operativa.
- Sostenibilidad tecnológica: adoptar prácticas energéticamente eficientes y seguras.
“Las empresas que logran integrar propósito, talento humano, IA y sostenibilidad tienen 2,4 veces más probabilidades de superar a sus competidores”, concluye Rojas.
García coincide: “Chile tiene la oportunidad de transformarse en referente regional si consolida una cultura de seguridad, interoperabilidad y colaboración tecnológica entre sectores. La confianza digital es hoy el cimiento de la competitividad”.
Conclusión
Más que una tendencia tecnológica, la convergencia TI/OT en Chile representa una transformación cultural y estratégica. A medida que las empresas combinan automatización, ciberseguridad e inteligencia artificial, la frontera entre TI y OT se difumina. El futuro no será de departamentos separados, sino de ecosistemas integrados, seguros y resilientes, donde la tecnología y las personas trabajen sin fricciones hacia un mismo objetivo: la productividad sostenible.







