La alfabetización digital se entendió durante años como la capacidad técnica de operar un dispositivo. Esa definición ha quedado obsoleta hoy en día, cuando la verdadera alfabetización digital es la competencia crítica para navegar e interpretar ecosistemas donde la Inteligencia Artificial Afectiva es protagonista, una etapa superior en la que los dispositivos no solo ejecutan órdenes, sino que aprenden patrones de vida, anticipan necesidades y cuidan activamente al usuario.
El desarrollo de este sector es acelerado. De acuerdo con información de Statista, el campo de la IA Afectiva y el reconocimiento de emociones experimentará un crecimiento explosivo en los próximos años. Su valoración era de US$ 38 mil millones en 2024, cifra que se elevó a US$ 43 mil millones al final de 2025. Y mientras que en un solo año la variación fue significativa, actualmente estamos atravesando un cambio histórico, y se anticipa que el mercado continúe incrementándose de manera gradual hasta alcanzar los US$ 113 mil millones en 2032.
El Ranking Mundial de Competitividad Digital IMD 2023 -que analiza la capacidad y preparación de 69 economías para integrar y explorar tecnologías digitales como un impulsor clave para la transformación económica en las empresas, el gobierno y la sociedad- sitúa a Chile a la cabeza de Sudamérica, ubicándolo en el puesto 42 a nivel global, por sobre gigantes regionales como Brasil y México.
El liderazgo de Chile se evidencia en el nivel de acceso, con una penetración de Internet en los hogares que ha crecido sustancialmente desde 2015, superando el 95% en zonas urbanas según la Subtel. El desafío presente radica en la complejidad del uso. A medida que la infraestructura progresa, la diferencia se desplaza hacia la alfabetización digital y el entendimiento de estos recientes algoritmos empáticos. No es suficiente contar con la red digital más veloz de la zona si los usuarios no logran interpretar las indicaciones de un automóvil que ahora se “maneja” por sí mismo.
“La tecnología avanza más rápido que la pedagogía, y ahí radica el peligro. Vemos que la tecnología se vuelve cada vez más humana con la Inteligencia Afectiva. Es crucial educar a las nuevas generaciones para que no sean dependientes, sino que sepan potenciarse usándola. Deben entender que un ecosistema inteligente está ahí para liberarles tiempo, no para reemplazar su criterio“, advierte Teresa Cruz, Brand Manager de Home Appliances Solutions de LG Electronics Chile.
Esta visión es respaldada por la evidencia científica. Un reporte del DQ Institute en 2023 sugiere que los niños con alta inteligencia digital tienen mayores niveles de empatía y pensamiento crítico, frente a la ansiedad digital de los consumidores pasivos. La OCDE, en tanto, señala en sus informes PISA que las habilidades digitales avanzadas son fundamentales para separar la información veraz de la manipulación en la era generativa.
Es en este punto donde marcas como LG Electronics asumen un rol de co-educadores, redefiniendo su propuesta con la visión de “Zero Labor Home”. El cambio sustantivo implica la incorporación de la IA Afectiva: el sistema no solo reconoce que la ropa está sucia, sino que también “comprende” que es lunes por la mañana y el usuario está apurado, modificando los ciclos para disminuir el estrés del entorno.
En este contexto, la alfabetización digital nos proporciona el poder de decidir, garantizando que, a pesar de que el algoritmo tenga una influencia emocional, la elección final continúe siendo, indiscutiblemente, humana.
