Alejandro Inzunza, cofundador de Pharu Analytics y Socio Director de Symnetics, señala en una columna de opinión sobre inversión en IA que “América Latina lleva décadas repitiendo la misma frase: ‘tenemos potencial’. Potencial en talento, en industrias, en creatividad. Pero cuando se revisan las cifras de inteligencia artificial —la mayor revolución tecnológica de los últimos 50 años—, ese potencial parece quedarse siempre en promesa”.
“Basta mirar a las compañías de mayor crecimiento y valor en el mundo, especialmente en Estados Unidos: casi todas tienen a la IA como núcleo de su estrategia. En cambio, en América Latina, salvo contadas excepciones, seguimos con escasa presencia en ese mapa. Ya pasó la época en que abrir nuevos mercados era suficiente. Hoy, la diferencia la marcan quienes se suben —y rápido— al carro de la inteligencia artificial”, prosigue el ejecutivo.
En cuanto a la inversión en tecnología, Insunza destaca que “según el último informe de la CEPAL, nuestra región representa el 6,3 % de la economía global, pero apenas concentra el 1,6 % de la inversión en IA. Mientras Estados Unidos invierte más de 78 mil millones de dólares al año, Asia 61 mil millones y Europa 22 mil millones, toda América Latina suma solo 2.600 millones. Otra muestra clara del atraso en tecnologías que ya están redefiniendo el presente”.
Sobre esta falta regional de inversión en IA, “lo más inquietante no es solo la cifra. Es la sensación de que nadie parece sorprendido. Los presidentes, ministros y líderes empresariales de la región siguen centrados en las polémicas de siempre, como si la inteligencia artificial fuera un lujo para más adelante”, advierte.
Según el especialista, “lo que muchos no ven es que ese ‘más adelante’ ya pasó. Hoy no se trata de tener una ventaja, sino de evitar una desventaja irreversible. La IA está transformando prácticamente todas las industrias. Ya no se trata de elegir entre tecnología o sectores tradicionales: incluso actividades como la agricultura o la construcción están incorporando IA para seguir siendo competitivas”.
“Parte de nuestro equipo trabaja desde Boston, en el corazón de la innovación en IA. Y aun desde ahí, sentimos que cuesta mantenerse al día con la velocidad a la que emergen nuevas herramientas y avances. Allá, el debate no es si invertir o no, sino cómo acelerar la adopción. Esa distancia no es solo geográfica: es estratégica”, asegura.
De acuerdo con el cofundador de Pharu Analytics y Socio Director de Symnetics, “América Latina tiene talento y oportunidades. Pero seguimos adoptando un rol pasivo y dubitativo, como si innovar fuera un riesgo. Lo cierto es que el verdadero riesgo no está en equivocarnos al invertir, sino en no hacerlo. Cada día que postergamos esta conversación, perdemos competitividad, productividad y relevancia”.
“No estamos condenados a ser consumidores de tecnologías ajenas. Pero necesitamos liderazgos capaces de romper con la comodidad de la inacción. Porque el potencial, sin estrategia ni ejecución, no transforma nada”, concluye.