En 2016, el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas reconoció el acceso a Internet como un derecho fundamental. Tal resolución, aunque no sea vinculante, es un hito importante: constituye un testimonio del vertiginoso desarrollo de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) en las últimas tres décadas. Más importante aún: reconoce que en el futuro es clave para el desarrollo de la humanidad el crecimiento del ecosistema digital de modo equilibrado e inclusivo, de otra forma continuarán expandiéndose las brechas entre los países del llamado primer y tercer mundo. Entonces, la transformación digital avanzaba a diversas velocidades en el mundo y en nuestro país el ritmo era más bien lento. Cuatro años después, la pandemia llevó aun a los más reticentes a usar las diferentes herramientas digitales y nos recordó la importancia que la conectividad ha cobrado en la vida diaria.
Las empresas de telecomunicaciones, en Chile y en el mundo, adaptaron sus operaciones para dar respuesta a los cambios en los patrones de uso de Internet y para soportar el explosivo crecimiento del tráfico. Pero la pandemia también fue catalizadora para la adopción de nuevas tecnologías, que, hasta ese momento, evolucionaban paulatinamente dentro del ecosistema de telecomunicaciones. Un caso extraordinario ha sido la fibra óptica (o FTTX). La fibra óptica permite la transmisión de grandes volúmenes de datos, con alta calidad y velocidad en el flujo de información. Los operadores aceleraron sus inversiones en el despliegue de redes de FTTX y generaron atractivas ofertas para sus clientes de modo de que pudiesen acceder a la tan necesaria conectividad.
El resultado de este esfuerzo es notorio: el aumento en el número de conexiones a Internet por fibra óptica es impresionante. Según datos de la Subsecretaria de Telecomunicaciones (Subtel), los accesos a Internet con FTTX pasaron de 958 mil en diciembre de 2019, a 2,8 millones a septiembre de 2022, representando el 63% de las conexiones. Este crecimiento sitúa a Chile entre los cinco países con mayor crecimiento en FO entre las naciones OCDE. A diferencia de los otros países de rápido crecimiento, esta tasa se alcanza con niveles de participación de FO altos, con lo que el incremento es más destacable. Y la FO ha permitido que los clientes de Internet fija accedan a las mayores velocidades del mundo. Chile se ha mantenido por más de un año en posiciones de liderazgo en el ranking de Ookla, en varias ocasiones en el primer lugar.
Múltiples potencialidades
Las compañías de telecomunicaciones han tomado nota de las demandas de los usuarios, y se han sumado al desafío de llevar la fibra óptica a todos los rincones de nuestro país. Los esfuerzos aunados de las empresas agrupadas en ChileTelcos han significado un total estimado de cerca de US$1.300 millones de inversión, que van directamente a fortalecer la infraestructura digital, modernizar las redes de conectividad, y entregar el mejor servicio disponible a las familias, emprendedores, universidades, hospitales, escuelas, y servicios públicos. Si bien la geografía de nuestro país impone un desafío significativo para poder llegar a todos los puntos habitados, podemos beneficiarnos de la evolución de los servicios móviles y satelitales. La combinación de tecnologías permite hoy que toda la población tenga opciones de conectividad insospechadas en 2016.
Pero las potencialidades de la fibra óptica no se agotan únicamente en entregar Internet a usuarios finales. La migración de las redes fijas a FO también da una infraestructura soportante más robusta para los servicios móviles, siendo clave para que las inversiones en 4G y 5G que realizan los operadores también permitan mejoras en la calidad y cobertura de estos. Esta simultaneidad no es trivial.
El 5G promete cambiar el escenario de Internet móvil en Chile con rapidez. En sus primeros 10 meses de incorporación, 5G logró sumar 1,5 millones de usuarios conectados, número que 4G alcanzó en 21 meses. El 5G concretó así el “despliegue con mayor adopción en la historia de la telefonía móvil chilena”.
La llegada de estas tecnologías que permiten una mayor conectividad y estabilidad en el acceso a Internet se traduce en una invaluable oportunidad para insertarnos en el mundo digital global. El Estado y las empresas tienen a su disposición herramientas para innovar y hacer más eficientes los diversos procesos y actividades en un amplio número de industrias. No es difícil imaginar que las empresas pueden acceder a nuevas aplicaciones para optimizar y hacer más eficaces sus operaciones, e incluso avizorar el desarrollo de nuevas y mejores capacidades para el futuro, basándose en la mejor disponibilidad de datos que permite una mejor conexión.
Los horizontes abiertos por la digitalización son inmensos
Por otra parte, los servicios públicos podrán profundizar en la digitalización de sus procesos, y en acercar sus servicios a los ciudadanos, lo que tiene impactos directos en las comunidades y territorios en los que se desenvuelven, generando un impacto positivo en la calidad de vida de los habitantes. Una verdadera transformación digital para Chile está en ciernes, habilitada por los desarrollos tecnológicos recientes.
Los horizontes abiertos por la digitalización de la economía son inmensos. Según la OCDE, la calidad de la banda ancha es un factor crítico para potenciar el impacto económico del acceso a Internet. “El aumento en velocidad de acceso a Internet conlleva dos tipos de impacto económico: (i) un crecimiento en el Producto Interior Bruto (PIB), y (ii) un aumento en el excedente del consumidor”. La optimización de los procesos productivos en todo el entorno económico deriva en beneficios no solo para las empresas, que ven una mayor eficiencia en sus actividades, disminución del costo unitario y crecimiento en el volumen de producción, sino también para los consumidores, que pueden acceder a una mayor cantidad de bienes y servicios de manera inmediata con un menor costo transaccional.
La banda ancha impacta positivamente la productividad por una mayor eficiencia. Además, permite una mejor difusión de ideas. El contacto rápido e inmediato entre creativos e innovadores influye decidida y positivamente en la tasa de innovación, lanzamiento de nuevos productos y el desarrollo de nuevos modelos de negocios. El incremento de velocidad de conexión, a su vez, posibilita un reordenamiento de cadenas productivas. En palabras de la OCDE, “redes con velocidades más rápidas permiten a empresas tercerizar operaciones sin riesgo de disrupción o descentralizar funciones hacia áreas geográficas con costos de insumo inferiores”.
En tiempos en que la necesidad de dinamizar y revitalizar el crecimiento de la economía chilena plantea un enorme desafío, la digitalización de la economía es un paso en la dirección adecuada. No obstante, para eso se requiere una planificación estratégica y un análisis que identifique aquellos procesos en los que la adopción de las nuevas tecnologías permita efectivamente una mayor optimización. Para ello, compartir experiencias exitosas, identificar estrategias de adaptación efectivas, y aumentar los esfuerzos en investigación y desarrollo, son pasos clave. El compromiso de la industria en general, y de nuestros asociados en particular, por seguir proveyendo de conectividad de calidad al país se mantiene. Los desafíos están en el desarrollo del ecosistema digital, en velar por que las familias puedan acceder a la conectividad independiente de su situación socioeconómica y, principalmente, en desarrollar las capacidades digitales, para lo que la educación es vital.
